Rubens de 53 años se casa con Helene de 16

Pedro Beltrán

Presidente de la Asociación Europea de Abogados.

Rubens es uno de los mejores pintores de la historia y también de los más presentes en los museos dada su longevidad y el elevado número de cuadros que pinto. Fue el pintor favorito de Felipe IV que le compró numerosos cuadros por lo que el Museo del Prado con 90 cuadros alberga la mayor colección Rubens del mundo.

Pedro Pablo Rubens nació en Siegen, actual Alemania en 1577 y murió en Amberes, entonces España hoy Bélgica, en 1640. Fue un pintor barroco de la escuela flamenca. Su estilo exuberante enfatiza el dinamismo, el color y la sensualidad. Trató una amplia variedad de temas pictóricos: religiosos, históricos, de mitología clásica, escenas de caza, paisajes, retratos; así como dibujos, ilustraciones para libros y diseños para tapices. Se conservan aproximadamente mil quinientos cuadros suyos.

Una producción tan elevada fue posible gracias al tamaño y al número de integrantes de su taller. Fue un empresario de la pintura que contrataba a los mejores colaboradores, entre ellos Van Dyck y Jordaens. Rubens simultaneo las tareas de pintor con las de embajador y diplomático dado su encanto personal, sus cualidades negociadoras y la cantidad de idiomas que hablaba.

Fue el pintor favorito del rey Felipe IV de España, su principal cliente, que le encargó decenas de obras para decorar sus palacios. Como consecuencia de esto, la mayor colección de obras de Rubens se conserva hoy en el Museo del Prado, con noventa cuadros.

Felipe IV y Carlos I de Inglaterra le otorgaron títulos de nobleza. Fue un hombre muy calculador que no cometía errores y que sabía cómo estar en cada sitio.

Rubens pinta de forma alegre y luminosa tal y como fue su vida. También refleja en sus cuadros su sensualidad y pasión por el sexo femenino. La vida y la obra se entrelazan como en muchos artistas. Su vida es un reflejo de su obra.

Rubens fue un mujeriego empedernido que se acostaba con sus modelos. Tuvo siempre preferencia por las mujeres de 18 años o menos.

Isabella fue su primera mujer. Ella tenía 18 años cuando se casaron y el 35. Era hija de Jan Brant, importante funcionario del municipio de Amberes, y Clara de Moy. Isabella se casó con Rubens en 1609 en la Abadía de San Miguel de Amberes.

La diferencia de edad no les importo a los padres de Isabella. El padre de la novia era un hombre muy culto. Se llevaba genial con Rubens. Tuvieron tres hijos. En 1626, con 34 años, Isabella falleció víctima de la peste.

Sabemos cómo era Isabella por los cuadros en los que aparece. Fue retratada por Van Dyck, discípulo de Rubens que vivió durante un tiempo en su casa de Amberes, que la pinta siempre con ojos vivos, mirada juguetona y sonrisa pícara.

Cuando Isabella murió, en 1626, escribió Rubens en una carta: «He perdido a una excelente compañera, que se podía amar merecidamente; es más, uno no podía sino amarla, porque no tenía ninguno de los vicios típicos de su sexo: no era caprichosa ni débil».

La siguiente mujer de Rubens fue Helene. Cuando se casaron ella tenía 16 años y el 53, una diferencia de 37 años.

Helene estaba relacionada familiarmente con Isabella. Clara hermana de Isabella, se había casado con Daniël Fourment, el joven, concuñado de Rubens y hermano de Helena. A Daniël Fourment le encantaba el arte y poseía obras de Rubens.

Helena casó con Rubens en 1630. En los cuadros Helena aparece muy exuberante y sensual luciendo la última moda francesa e incluso con el vestido de boda y joyas que pertenecieron a Isabella.

Helena fue la modelo habitual de numerosos cuadros de su marido y es el rostro de una de las famosas Tres Gracias del Museo del Prado. Era una mujer muy bella para los gustos de la época. El cardenal infante Fernando de Austria, entonces gobernador de los Países Bajos Españoles, se refirió a ella con estas palabras: “sin duda es la mujer más bella que uno pudiera encontrar por aquí”. Para el poeta Jan Caspar Gevaerts , “Helena de Amberes superaba en belleza a Helena de Troya”.

Rubens y Helena tuvieron cinco hijos.

Cuando Rubens murió, Helena comenzó una relación con el concejal de Amberes y diplomático al servicio de España, Conde de Bergeyk. Helena y el conde tuvieron cinco hijos más.

Los restos de Helena están, junto con los de Rubens, en la Iglesia de Santiago de Amberes.

Uno de los cuadros más famosos en el que aparece Helena es “El juicio de Paris” de Rubens, uno de sus últimos trabajos. Se conserva en el Museo del Prado.

La obra le fue encargada por Felipe IV de España con mediación del cardenal-infante Fernando de Austria, hermano del Rey y gobernador de los Países Bajos. Se cuenta que éste visitó el taller de Rubens y al ver la obra, afirmó: «Es de lo mejor de su arte, pero las diosas están demasiado desnudas, y dicen que la figura de Venus es retrato de su mujer».

En el siglo XVIII, Carlos III ordenó su quema por considerarlo impúdico, junto con otras pinturas de desnudos como Adán y Eva de Durero. Finalmente el Rey accedió a conservarlas todas, a condición de que se guardasen en salas de acceso restringido en la Academia de San Fernando. En el siglo siguiente, ésta y otras obras se trasladaron al Prado.

La rivalidad entre las diosas Minerva, Venus y Juno por ser la más bella debía ser resuelta por el pastor Paris. Éste, hijo de Príamo, entregaría una manzana de oro con la inscripción «a la más bella», a aquella que a su juicio lo mereciera.

El pastor reflexiona sentado bajo un árbol mientras Mercurio, como mensajero de los Dioses, porta el fruto dorado de la discordia. Las diosas esperan el juicio intentando convencer al joven. La elegida será Venus, con cuya ayuda, Paris raptará a Helene provocando la guerra de Troya y el odio de las otras diosas, tal y como se relata en la Ilíada de Homero.

Helene es Venus, la ganadora.

Rubens fue un gran aficionado a la música. En sus visitas a Bruselas. Londres, Roma, Venecia, Mantua, Madrid y Paris escuchaba toda la música que podía. En 2014 se editó un CD vinculado a la exposición Rubens y su tiempo de Bruselas. En él se recoge parte de la música que pudo escuchar Rubens en esos viajes con obras entre otros de Lassus, Monteverdi, Salomone Rossi, Caccini, Gabrieli, Palestrina, Frescobaldi, Biagio Marini y Praetorius.

Otro de los cuadros de El Prado nos muestra la relación de Rubens con la música. Se trata de El Oído, un óleo del siglo XVII creado a raíz de una de las frecuentes colaboraciones entre Jan Brueghel el Viejo y Rubens.

Corresponde a la serie Los cinco sentidos, un logro estético indiscutible que nos muestra alegorías de los cinco sentidos en todo su esplendor.

El cuadro puede dividirse en tres paisajes sonoros, y en todos ellos predomina la Música. Se representa por medio de todo tipo de instrumentos y objetos que generan sonido. Desde los más sofisticados, como un clave flamenco o una viola da gamba, hasta los más populares y primitivos, tales como cencerros o sonajas. Una mujer que bien podría ser una musa o la diosa Venus, tañe un laúd y lee la partitura.

A su izquierda los autores nos presentan la música escrita: una serie de partituras abiertas totalmente y rodeadas de instrumentos en recuerdo de un ya acabado concierto de cámara. El sentido del oído se muestra de diferentes maneras en este cuadro profundamente musical. La música, como alegoría principal, impera en cada rincón del cuadro y se muestra en todas sus vertientes.

Música y pintura en estrecha relación una vez más.

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